miércoles, 4 de mayo de 2011

Baptista y Scariolo, gran partido en la Caja Blanca


En ocasiones, se afirma que el mundo del deporte no tiene memoria. Ayer se pudo comprobar en la "Caja Blanca" de Málaga en un acto en el que se celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa.

Estaba despistado abriendo un documento con el fin de tomar las notas oportunas y de repente una atronadora ovación se escuchó en el auditorio. Levanto la cabeza, me fijo en que todas las miradas de los alumnos de bachillerato, allí presentes, se dirigen al mismo punto. Era Julio Baptista, el brillante jugador del Málaga CF, que acababa de entrar en la sala con su imponente embergadura, sonriente, saludando a los allí presentes. El técnico de la selección española de baloncesto, Sergio Scariolo, ya había subido al escenario, pero nadie se había fijado en él.



El entrenador italiano consiguió, en los cinco años que estuvo en el Unicaja de Málaga, "situar a la ciudad en el panorama europeo", gracias al tercer puesto conseguido en la Final Four de Atenas en 2007. Además dio al club las únicas ACB y Copa del Rey de su historia. "El problema fue no consolidarlo", afirma Scariolo.

Julio Baptista fue fichado en el mercado invernal por "el jeque" dueño del Málaga. No ha ganado nada pero es un ídolo para la afición porque sus goles han contribuido enormemente a que el conjunto blanquiazul haya salido de los puestos de descenso de la Liga BBVA. Lleva siete tantos en ocho partidos y se muestra comprometido con el proyecto: "Me siento una gran parte de nuestro equipo que está haciendo un esfuerzo tremendo por los aficionados".

Scariolo, a pesar de conseguir el oro en el Eurobasket de Polonia 2009 con la selección española de baloncesto, es pasado, Baptista es presente. Esa es la injusta memoria a corto plazo del deporte. Hoy eres un héroe, mañana no existes.

Reconocido por su cabello perfectamente engominado hacia atrás, una vez sentado, Sergio asoma la cabeza para bordear el cuerpo de Emilio Guerrero, periodista de COPE y moderador del coloquio, y hablar con Julio. "¡Máquina!", le gritan a "La Bestia" al ser presentado, mientras un aficionado levanta al aire del auditorio una bufanda del Málaga. El jugador brasileño, ataviado con un jersey gris de pico, que cubría una camisa blanca, y unos vaqueros oscuros, venía de entrenar en el Estadio Ciudad de Málaga y se encontró con una pregunta que se hace toda la afición malaguista: "¿Nos salvamos?", a la que Julio respondió de manera prudente: "Estamos intentando con una fuerza increíble sacar al equipo de abajo, pero no tengáis duda de que vamos a luchar con todo para quedarnos en primera".

Los participantes en el coloquio no eludieron hablar de uno de los temas más delicados en la actualidad en el deporte español: el dopaje. Baptista explicó que lo más importante es ser un atleta sano y que lo encara como algo fundamental. "No podemos tomar medicaciones que el club no sepa porque un día puedes dar positivo", afirmó el brasileño. Scariolo, por su parte, habló del baloncesto como un deporte en el que no hay muchos casos de dopaje y explicó que el problema tiene lugar cuando el negocio se acerca al deportista: "El empresario quiere hacer dinero con los atletas, estos se lo creen y se dopan. Lógica común porque la tentación es fuerte". "Hay diferencias de criterios entre el baloncesto y el ciclismo", apostilló el moderador.

Para algunos, Baptista ha dado un paso hacia atrás en su carrera futbolística al fichar por el Málaga CF, al pasar de jugar la Champions League a luchar por el descenso, pero Julio lo justifica: "Son dos cosas muy parecidas, el Madrid es un club muy grande que juega muchas cosas, pero yo vine aquí por un proyecto ambicioso de futuro, no estaba agusto en Roma y quería volver a jugar en la liga que me dio a conocer". "La Bestia" pasa por un gran momento fuera y dentro del campo. En lo personal, su mujer espera un hijo y en lo profesional no para de marcar goles. "Lo que vives en tu día a día se refleja en el terreno de juego", afirma el brasileño.


Desde que abandonó el Khimki ruso, Scariolo no entrena a diario, ya que la Selección solo se concentra dos meses al año. Muy poco para un trabajador nato como es Sergio."Descanso más de lo que quiero, me gustaría entrenar cada día en una pista de baloncesto", es la queja del seleccionador, quien aunque trabaja a diario viendo vídeos, analizando rivales o entrevistándose con los jugadores, reconoce que no es lo mismo.

Baptista quiso mandar un mensaje final a la afición malaguista: "Quiero devolver todo el cariño con el que me han tratado desde mi llegada". Preguntado por el número de puntos al que tendría que llegar el conjunto blanquiazul para salvar la categoría, el brasileño respondió que no hace cuentas pero que con dos victorias más se conseguiría.

El partido llegó a su fin con un público entregado, aplaudiendo a los jugadores del encuentro quienes dirigidos por el gran técnico Emilio Guerrero hicieron las delicias de los allí presentes. Baptista y Scariolo dos "locos" del deporte, españoles de adopción. El brasileño vive de sus goles, el italiano de sus títulos.

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